MANOLO HUGUÉ (Barcelona, 1872 – Caldas de Montbui, Barcelona, 1945).
“Plaza de toros”.
Acuarela sobre papel.
Medidas: 17 x 23 cm; 45 x 50 cm (marco).
Lo que llamamos inmovilidad no es más que un caso límite de lentitud en el movimiento, un límite ideal que la naturaleza no realiza jamás. Esto lo escribió el filósofo francés Henri Bergson, y este mismo principio es el que materializan estos toreros de Manolo Hugué, cuyas posturas traducen la densa tensión del instante en el ruedo.
Manuel Martínez Hugué, Manolo Hugué, se formó en la Escuela de la Lonja de Barcelona. Asiduo participante de las tertulias de “Els Quatre Gats”, entabló amistad con Picasso, Rusiñol, Mir y Nonell. En 1900 se traslada a París, donde residirá durante diez años. Allí retomó su relación con Picasso, y entabló amistad con otros teóricos de la vanguardia como fueron Apollinaire, Modigliani, Braque y Derain. En la capital francesa trabaja en el diseño de joyas y esculturas de pequeño tamaño, influenciado por la obra de su amigo, el escultor y orfebre Paco Durrio. En 1892 realiza con Torcuato Tasso trabajos de decoración para las fiestas del centenario del Descubrimiento de América. Entre 1910 y 1917, dedicado por completo a la escultura, trabaja en Ceret, donde reunió a un heterogéneo grupo de artistas entre los que destacaron Juan Gris, Joaquín Sunyer y, de nuevo, Picasso. Durante estos años realiza exposiciones en Barcelona, París y Nueva York. En 1932 fue nombrado académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Jorge de Barcelona. En la obra de Hugué, lo esencial es la relación con la naturaleza, teniendo en cuenta a la figura humana como elemento integrado en ella. Se trata de una característica propia del clasicismo noucentista, pero que en manos de Hugué va más allá de sus limitados orígenes. Suele representar a campesinos, si bien también plasmó a toreros y bailarines –como se comprueba en esta ocasión-, siempre retratados con un nivel de detalle y una valoración de las texturas que revelan su antigua formación como orfebre. En su producción artística conviven la tradición mediterránea, el clasicismo y el arcaísmo griegos, y el arte del antiguo Egipto y de Mesopotamia, con la vanguardia europea que asimiló y conoció de primera mano, concretamente el fauvismo de Matisse y el cubismo. Se conservan obras de Hugué en el MACBA, el centro Georges Pompidou de París, el Museo Nacional de Arte de Cataluña y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, entre muchos otros.