ALBERT RÀFOLS CASAMADA (Barcelona, 1923 - 2009).
“Días de playa”, etapa figurativa.
Tres dibujos a acuarela o tinta o carboncillo sobre papel.
Dos de ellos firmados.
Uno de ellos pintado por ambas caras.
Medidas: 24,5 x 32 cm y 25 x 34 cm.
A pesar de que la obra de Ràfols-Casamada derivó en líneas generales hacia una abstracción lírica sumamente depurada, su producción primeriza osciló en el campo figurativo.
Pintor, pedagogo, escritor y artista gráfico, Ràfols Casamada goza hoy en día de gran prestigio internacional. Se inició en el mundo del dibujo y la pintura junto a su padre, Albert Ràfols Cullerés. En 1942 inicia estudios de arquitectura, aunque los abandona pronto para dedicarse a las artes plásticas. La influencia paterna postimpresionista y su particular cézannismo marcan las obras presentadas en su primera exposición, celebrada en 1946 en las galerías Pictòria de Barcelona, donde expuso con el grupo Els Vuit. Posteriormente, irá elaborando una abstracción poética, amorfa en su configuración, libre e inteligente, fruto de una pausada gestación y que parte de ambientes, temas, objetos o grafismos de la vida cotidiana. Ràfols Casamada trabaja con estos fragmentos de realidad, de vida, en un proceso de desfiguración, jugando con las connotaciones, los valores plásticos y la riqueza visual de las posibles diferentes lecturas, en un intento de fijar la fugacidad de lo real. En 1950 obtiene una beca para viajar a Francia, y se instala en París hasta 1954. Allí conoció la pintura figurativa poscubista, a la vez que la obra de Picasso, Matisse, Braque y Miró, entre otros. Estas influencias se unieron en su pintura a la del expresionismo abstracto americano, que se estaba desarrollando en ese mismo momento. Cuando regresa finalmente a Barcelona emprende su propio camino artístico, con un estilo caracterizado por la elegancia compositiva, a base de estructuras ortogonales unidas a un emotivo y luminoso cromatismo. Después de mostrar una interesante relación, en los años sesenta y setenta, con el neodadá y el nuevo realismo, su obra se ha centrado en los valores puramente pictóricos: campos de color en expresiva armonía sobre los que resaltan líneas gestuales a carboncillo. Ha recibido multitud de premios, como el Nacional de Artes Plásticas del Ministerio de Cultura, en 1980, el Creu de Sant Jordi en 1982 o el Premio de las Artes de la CEOE en 1991. En 1985 fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia, y es académico honorario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. En 2003 la Generalitat le concedió el Premio Nacional de Artes Visuales de Cataluña, y en 2009, apenas dos meses antes de su muerte, el Grup 62 le rindió un homenaje en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Su obra se encuentra en los museos más importantes de todo el mundo: el Reina Sofía de Madrid, el Guggenheim y el MOMA de Nueva York, el Museo de Arte Moderno de Los Ángeles, el Museo Picasso en Francia, el Georges Pompidou de París y el British Museum y la Tate Gallery de Londres, entre muchos otros.