MANUEL HERNÁNDEZ MOMPÓ (Valencia, 1927 – Madrid, 1992).
Sin título, 1980.
Gouache sobre papel.
Firmado y fechado en el margen inferior.
Se puede adjuntar certificado a petición y cargo del comprador
Medidas: 100 x 70 cm., 113 x 83 cm. (marco).
Fue en la década de los cincuenta cuando Hernández Mompó empezó a experimentar con la técnica del gouache sobre papel, desarrollando una temática de fiestas populares que en el curso de las décadas iría sufriendo un proceso de disolución de la forma llevándole a composiciones abstractas como la que mostramos, donde las motas y las cintas de colores sugieren aquel lejano origen festivo.
Hernández Mompó alternó los estudios básicos y de bachillerato con las clases de la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Valencia, en la que ingresó en 1943. En 1948 obtuvo una beca para pintar en Granada, en la Residencia de Pintores, y tres años después una nueva pensión le permitirá viajar a París. En la capital francesa entró en contacto con los círculos de pintores informalistas, cuya influencia marcaría su producción posterior, dejando definitivamente atrás los paisajes y retratos que habían dominado su obra hasta entonces. Entre 1954 y 1955 pasó una larga temporada en Roma, pensionado por el Departamento de Cultura del Ministerio de Educación Nacional para estudiar en la Academia de Bellas Artes de España en la capital italiana. En 1954 participó en la Exposición Internacional de Viareggio, en la que fue galardonado con el Premio de la Navegación Italiana. Deja Italia y se instala en Ámsterdam, donde frecuentó, de nuevo, los cenáculos informalistas. En 1957 regresa a España y se instala en Aravaca (Madrid). Al año siguiente le fue concedida una beca de la Fundación Juan March de Madrid, y obtuvo el Gran Premio Nacional de Pintura y una primera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes. Durante los años sesenta y setenta alternó su residencia entre Madrid, Ibiza, y en 1973 pasó un año en California. De regreso a España se instaló en Mallorca. Hernández Mompó expuso en las principales capitales de Europa y Estados Unidos, y participó en colectivas nacionales y extranjeras. Entre sus más destacados premios cabe señalar el Premio Unesco recibido en la XXXIV Bienal de Venecia de 1968. En 1984 se le concedió el Premio Nacional de Bellas Artes del Ministerio de Cultura. Su estilo de juventud se vio pronto influido de manera definitiva por el expresionismo abstracto y el informalismo, aunque sus obras nunca perdieron la realidad como referente. En su producción, Hernández Mompó plasma una imaginería figurativa y poética, mezclada armónicamente con elementos abstractos y ricos efectos de superposición. Hernández Mompó está representado en el IVAM de Valencia, el Museo Nacional Reina Sofía, el de Arte Abstracto de Cuenca, el British Museum de Londres, el Centro Georges Pompidou de París, la colección Chase Manhattan Bank de Nueva York y el Museo Winterthur de Suiza, entre muchos otros.