Pareja de centros para servicio de postres. MEISSEN. Alemania, finales del siglo XIX-principios XX.
En porcelana esmaltada y vidriada, con aplicaciones en barbotina.
Presenta marca de la firma en el reverso y numeración: 2863 y 2858.
En buen estado.
Medidas: 89 x 28,5 x 22 cm.
Pareja de centros de porcelana de Meissen. La calidad de la manufactura se aprecia en cada detalle: las flores y cenefas trabajadas en relieve en torno de los cuencos de perfiles sinuosos, la finura de la vestimenta dieciochesca de la pareja, la gama de tonos pastel en contraste con el dorado de los fileteados, y el modelado escultórico de los cuerpos recostados.
La Manufactura de Meissen fue la primera fábrica europea en producir auténtica porcelana. La fabricación fue iniciada por el científico Ehrenfried Walther von Tchirnhaus en 1708, y tras su prematura muerte su trabajo fue continuado por Joahnn Friedrich Böttger, quien permaneció prácticamente preso en las instalaciones de la factoría a fin de proteger el secreto de la fórmula de la porcelana. La producción de porcelana de Meissen se inició en 1710, un año más tarde de que la manufactura fuera fundada por Augusto el Fuerte, y pronto alcanzó una gran fama en toda Europa. A fin de evitar falsificaciones, introdujo su famosa marca, dos espadas cruzadas, en 1720, lo que hace de la suya una de las marcas de alfarería más antiguas que existen (se mantiene aún en las piezas de la firma heredera de Meissen, la Staatliche Porzellan-Manufaktur Meissen GMBH). En un principio, la producción de Meissen imitaba la producción oriental, especialmente el kakiemon japonés (“indianische Blumen”), aunque también se produjeron piezas esmaltadas de temática paisajística, floral y galante, estas últimas derivadas de la pintura del francés Antoine Watteau. También se fabricaron piezas de porcelana vidriada sin decoración, que eran vendidas a otros talleres, donde se decoraban con esmaltes. No obstante, en 1717 un antiguo trabajador de Meissen, Samuel Stöltzel, vendió el secreto de la porcelana a una manufactura de Viena, y para 1760 existían en Europa unos treinta fabricantes de auténtica porcelana. Pese a ello, la mayor parte de estas manufacturas producían porcelana de pasta blanda, debido a la dificultad para acceder al caolín, ingrediente básico de la porcelana auténtica (pasta dura). Tras una producción inicial de estilo rococó, que evolucionó hacia el neoclásico en la década de 1750, en el siglo XIX asistimos a un nuevo estilo conocido como “segundo rococó”, inspirado en las primeras producciones de la manufactura, que convivió con otros historicismos, entre ellos la escultura en bulto redondo, principalmente en porcelana esmaltada, siguiendo modelos tanto del rococó como del neoclásico.