Jarrón balaustre a la manera de Sèvres; Francia, finales del siglo XIX.
Cerámica esmaltada y parcialmente dorada con monturas de bronce.
Marca apócrifa en la tapa.
Presentan faltas y desgastes.
Firmado: Eugene Carelle.
Medidas: 118 x 32 cm.
Jarrón de balaustre realizado en cerámica esmaltada con colores de alta y baja temperatura, incluyendo el oro, con monturas de bronce dorado en la base y en la tapa. Estéticamente la obra sigue el modelo de los fondos de color del Sèvres del siglo XVIII, con grandes cartelas en reserva, figurativas, sobre fondos monocromos. Destaca la imagen de cartela central que ocupa casi la totalidad del cuerpo del jarrón, protagonizada por una escena galante muy del gusto de la época. La zona trasera como es habitual posee orla con paisaje desprovisto de personajes.
Fundada inicialmente en Vincennes en 1740, la Manufactura Nacional de Sèvres fue trasladada a esta localidad en 1756. Una de las principales fábricas de porcelana europea, la manufactura fue nombrada sucesivamente a través de los distintos regímenes políticos: manufactura real, imperial y nacional. Aún en actividad hoy en día, la firma sigue editando los objetos creados desde 1740, aunque su producción actual está orientada en gran medida hacia la creación contemporánea. La Manufactura de Vincennes se fundó con el apoyo de Luis XV y Madame de Pompadour, con la idea de crear piezas para la corte y competir con las producciones de porcelana de Meissen y Chantilly. De hecho, los primeros experimentos fueron realizados por los hermanos Robert y Gilles Dubois, que procedían de la manufactura de Chantilly. Ya hacia 1745 se obtuvieron importantes resultados, bajo la dirección del matrimonio Gravant, sobre todo la creación de modelos de flores de porcelana para decorar todo tipo de piezas. El nuevo edificio de Sèvres, donde se traslada la manufactura en 1756, fue construido por iniciativa de Madame de Pompadur. Tres años más tarde recibirá el nombramiento de factoría real, y desde ese momento utilizará oro de ley, siendo la única con ese privilegio en toda Francia. En sus primeros años la fábrica produjo principalmente pasta blanda; la porcelana dura, con caolín, no se comercializó en Sèvres hasta 1770. Dentro de las innovaciones de esta manufactura, en el siglo XVIII, destacan los fondos de color y el uso de biscuit para pequeñas esculturas. Durante la Revolución Francesa la fábrica sufrió un decrecimiento en su producción, pero vivió un resurgimiento entre 1800 y 1847 gracias a la dirección de Alexandre Brongniart, quien dio a la fábrica fama internacional. Durante estos años se realizarán importantes y numerosas innovaciones técnicas, y colaborarán con la manufactura diversos artistas contemporáneos. En esta época se introdujo un nuevo dorado, al que se dotaba de brillo al bruñir la superficie con una piedra de ágata. También se decorarán las piezas con dorado opaco, que se realizaba frotando el oro con arena muy fina. Será en este momento cuando se afiance, para los jarrones ornamentales, una cartela como tema central, a la manera de un cuadro al óleo, con cartela dorada y sobre fondo monocromo. A partir de mediados del siglo XIX los estilos dominantes serán el eclecticismo y el historicismo, y algunos modelos recuperarán tipologías del pasado como el manierismo de Fontainebleau y el barroco de Versalles. En esta época se añadirán además nuevos fondos de color, grises, amarillos y pardos, la “pasta camaleón”, gris a la luz natural y roja bajo luz artificial, y la técnica de “pâte-sur-pâte”, con varias capas de porcelana biscuit.