Reloj Luis Felipe; Francia, c. 1840.
Bronce dorado y porcelana esmaltada.
Posee suspensión de hilo de seda rota.
Conserva llave y péndulo.
Presenta faltas y precisa revisión.
Firmado Lepante a Paris.
Medidas: 41,5 x 26,5 x 19,5 cm.
Este es un reloj de mesa antiguo de estilo neoclásico, de origen francés, con una estructura ornamentada en bronce dorado. Presenta un diseño arquitectónico que recuerda a un pequeño templo o pabellón. El reloj tiene un marco rectangular con columnas estriadas en cada esquina que sostienen un entablamento superior adornado. En el centro se encuentra la esfera del reloj, decorada con números romanos y agujas finas, que indican las horas y los minutos. La esfera está rodeada por un elegante adorno de guirnaldas y motivos clásicos que incluyen figuras aladas similares a esfinges o grifos, características de la estética neoclásica. La base es sólida y tiene detalles en relieve, incluyendo motivos florales y decoraciones simétricas. El conjunto descansa sobre pequeñas patas en forma de esferas doradas, lo que le da estabilidad y eleva ligeramente el reloj del plano de la superficie. Este tipo de diseño era común en los relojes de mesa de lujo de finales del siglo XVIII y principios del XIX, frecuentemente exhibidos en residencias aristocráticas.
Los relojes de bronce de sobremesa del siglo XX fueron piezas clave en la decoración y el diseño de interiores, además de símbolos de estatus social y refinamiento. Elaborados con gran detalle y a menudo adornados con motivos artísticos, estos relojes no solo servían para medir el tiempo, sino que también reflejaban los avances técnicos y el gusto por la artesanía fina de la época. El bronce, un material duradero y estéticamente apreciado, permitía la creación de formas complejas y elegantes, integrando estilos como el neoclásico o el rococó, lo que los convertía en objetos altamente valorados en las residencias de la alta sociedad.