Escuela francesa; Círculo CHARLES FRANÇOIS LACROIX DE MARSEILLE (Marseille, 1700-Berlín, 1782), finales del siglo XVIII.
“Paisajes”.
Óleos sobre lienzos.
Presentan restauraciones en la superficie pictórica.
Medidas: 47 x 61,5 cm; 62 x 76,5 cm (marco).
Pareja de paisajes envueltos en tonalidades doradas que contrastan con la frialdad de la azul, creando así dos imágenes de carácter panteísta. En ambos casos, se presenta una composición similar. Uno de los aspectos más radicales de la pintura romántica fue el intento de sustituir los grandes lienzos de tema histórico o religioso por el paisaje. Pretendían que el paisaje puro, casi sin figuras o totalmente carente de ellas, alcanzara la significación heroica de la pintura de historia. Se basaban en la idea de que el sentimiento humano y la naturaleza debían ser complementarios, uno reflejado en el otro. Es decir, el paisaje debía despertar emoción y transmitir ideas. Así, paisajistas como el autor de esta pintura trataron de expresar sus sentimientos a través del paisaje, en vez de imitarlo. El paisaje romántico tuvo dos vertientes principales: la dramática, de vistas turbulentas y fantásticas, y la naturalista, que enfatizaba imágenes de una naturaleza apacible y serena, como en este caso. Esta segunda concepción es la que vemos plasmada en esta obra; el pintor trata de comunicar una reverencia religiosa por el paisaje, la naturaleza en plenitud, libre de los elementos industriales de la vida moderna. De hecho, el propio uso que ha hecho aquí el autor de la luz transmite una atmósfera de ensueño, que invita al espectador a meditar y a contemplarse a sí mismo en el paisaje.
La obra sigue los modelos de Charles François Grenier de Lacroix, conocido como Lacroix de Marseille, fue un conocido pintor de marinas y paisajes italianizantes. A pesar de que son pocos los datos que se disponen de su vida, se sabe que en 1754 ya se había trasladado a Roma. También visitó Nápoles en 1757 y pintó el Vesubio y la campiña circundante. En Roma, Lacroix conoció a Adrien Manglard (1695-1760), y a su alumno Joseph Vernet (1714-1789), que se convertiría en la influencia más importante en su obra. Participó en el Salón de la Correspondencia de París en 1780 y 1782. La obra de Lacroix de Marsella está representada en el Museo de Arte de Toledo (Ohio), el Museo de Arte de Dijon y el Museo Nacional de Estocolmo.