RUTILIO DI LORENZO MANETTI ( Italia, c. 1571 –1639)
“El éxtasis de santa Catalina de Siena”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Presenta restauraciones.
Medidas: 176 x 119 cm.
Santa Catalina de Siena se muestra de rodillas, como si acabase de caer ante la figura de Jesús, quien sostiene con su mano derecha el corazón de la santa, mientras que con la izquierda le agarra de la mano. Formalmente se trata de una obra netamente barroca en su composición, abigarrada y marcada por líneas diagonales que determinan una lectura en zigzag de la escena. De hecho, la obra recuerda en gran medida a la pintura del artista italiano Rutilio di Lorenzo Manetti, quien inmortalizó a la santa en numerosas ocasiones como atestiguan su pintura de Santa Catalina de Siena sujetando a Cristo o Santa Catalina de Siena escribiendo. Rutilio di Lorenzo Manetti fue un pintor italiano del manierismo tardío o protobarroco, activo principalmente en Siena. Recibió enseñanzas de los artistas locales Francesco Vanni y Ventura Salimbeni. Se sabe que colaboró con Raffaello Vanni. Entre sus obras maestras destacan sus contribuciones al Casino Mediceo, en el que trabajó junto a Matteo Rosselli, Giovanni Lanfranco y Cesare Dandini. Cabe destacar que la escuela genovesa, fue una de mas relevantes de la época, no solo por el enriquecimiento de la ciudad que supuso el renacer de la cultura, sino también porque fue epicentro de numerosos pintores como, por ejemplo; Van Dyck, Peter Paul Rubens, y Procaccini, entre otros. Esta convergencia de artistas supuso una gran inspiración en el desarrollo de la pintura genovesa, que bebía de fuentes tan diversas entre sí, como por la pintura flamenca, o la escuela Lombarda, dando lugar a una idiosincrasia muy personal y característica.
Nacida en Siena hacia 1347, a los siete años Catalina de Siena hizo voto de virginidad. Como su madre quería casarla, se rasuró la cabeza. Recibida en la tercera orden de santo Domingo a los dieciséis años de edad, en el convento llevó una vida ascética que arruinó su frágil salud. Profesaba una devoción particular a santa Inés de Montepulciano. Según la leyenda, cuando Catalina visitó la tumba de santa Inés, y se inclinaba ante el cuerpo de la santa para besarle el pie, ésta la levantó hasta la altura de sus labios. Se la glorificaba por haber contribuido a traer al papa Gregorio XI a Roma, desde Aviñón. En ocasión del cisma de Occidente, tomó partido por Urbano VI. Murió en Roma en 1380 y fue canonizada en 1461.