Escuela española; siglo XVII.
“San Bartolomé".
Óleo sobre lienzo.
Posee marco posterior, c. 1810
Medidas: 74 x 62 cm; 93,5 x 81 cm (marco).
La temática y composición de esta obra sigue los modelos del grabado de Hendrick Goltzius, dibujante y grabador neerlandés. En concreto la pieza se inspira en la serie "Cristo, los doce apóstoles y san Pablo" (también conocido como "El Credo corto", porque cada estampa iba acompañada de un versículo del Credo).En este caso concreto se representa a san Bartolomé sosteniendo entre sus manos en gran ramo de flores cuya estética recuerda en gran medida a los floreros de Arellano.
Cabe destacar que la escena presenta una estética de herencia tenebrista, de tal modo que la imagen se convierte en un ejercicio del estudio de la anatomía y de las diferentes texturas y calidades que ofrece la representación del santo, ataviado con túnica y manto. Un santo que ha sido captado por el autor, a través de un gran realismo, dejando entrever el peso de la edad, reflejado en las arrugas y las consecuencias de la penitencia.
San Bartolomé fue uno de los apóstoles de Jesús, y es mencionado en los Evangelios siempre en compañía de Felipe. Según Juan, en cuyo Evangelio aparece bajo el nombre de Nathanael, fue uno de los discípulos a los que Jesús se apareció en el Mar de Tiberíades tras su resurrección. Según los Hechos de los Apóstoles fue también testigo de la ascensión de Jesús. La tradición recogida por Eusebio de Cesarea narra que Bartolomé marchó a predicar el evangelio a la India, donde dejó una copia del de Mateo en arameo. La tradición armenia le atribuye también la predicación del cristianismo en el país caucásico, junto a San Judas Tadeo, por lo que ambos son considerados santos patrones de la Iglesia Apostólica Armenia. Su martirio y muerte se atribuyen a Astiages, rey de Armenia y hermano del rey Polimio, a quien el santo había convertido al cristianismo. Como los sacerdotes de los templos paganos, que se estaban quedando sin adeptos, protestaran ante Astiages de la labor evangelizadora de Bartolomé, el gobernante mandó llamarlo y le ordenó que adorara a sus ídolos, tal como él había hecho con su hermano. Ante la negativa del santo, el rey ordenó que fuera desollado vivo en su presencia hasta que renunciase a Dios o muriese. La imagen de San Bartolomé ha sufrido escasas modificaciones a lo largo de la historia del arte, siendo común la representación del santo en el momento del martirio. Así, se le suele representar siendo desollado, bien sobre un potro o atado a un árbol. También se le ha plasmado obrando milagros: resucitando a los hijos del rey Polimio y liberando a la hija de éste poseída por el demonio. En escasas ocasiones aparece siendo flagelado. A veces se le representa con un gran cuchillo aludiendo a su martirio, según el cual fue desollado vivo, razón por la que es el patrón de los curtidores. En relación también con su martirio aparece en ocasiones despellejado, mostrando su piel cogida en el brazo como si se tratara de una prenda de vestir.