Escuela holandesa de finales del siglo XVII.
"Escena campestre" y "Preparando los carruajes".
Pareja de óleos sobre tabla.
Medidas: 21 x 33 cm cada una.; 33 x 45,5 cm.(cada una con marco).
En este lote compuesto por dos pinturas, podemos apreciar en la primera tabla neerlandesa del periodo barroco, una animada escena que contrasta con la calma inmemorial que transmiten los valles que la acogen. Restos de un acueducto romano tapizado de musgo introducen una nota prerromántica a la escena costumbrista. La combinación de ambos elementos hace pensar en la afluencia de pintores holandeses a Italia durante el siglo XVII y XVIII para pintar ruinas y ambientes campesinos, como hizo Jan Both, un pintor afín al autor del cuadro que nos ocupa. Una caravana de carruajes compuesta de caballeros y sirvientes se ha apeado en medio del campo, de camino a una ciudad. Unas campesinas les ofrecen viandas. Se ha improvisado un mercado o campamento rural. Los caballos en escorzo, las mujeres gesticulando en grupos, la comida cociéndose en el hornillo, la pareja de nobles con capota comiendo e intercambiando impresiones... el conjunto ostenta una singular atención al detalle anecdótico, lo que es característico de la escuela holandesa. Al fondo, se extienden montañas suaves, lo que le da a la escena una profundidad atmosférica. El cielo está parcialmente cubierto por nubes y refleja un juego de luces tamizadas, característico de una tarde o un día parcialmente nublado.
En cuanto a la segunda tabla, ofrece una animada escena que acoge numerosos personajes y estampas populares: mozos de cuadra, forjadores colocando las herraduras a los elegantes caballos, jinetes que entran y salen por la puerta de la imponente muralla medieval... En primer término, una madre alimenta a su hijo antes de subir al carruaje y su marido ayuda a los herreros a preparar a los caballos. Detrás de ellos, en el interior de un establecimiento arde el fuego de la fragua. Estamos ante una pintura de jugoso anecdotismo y magistral tratamiento lumínico, como es propio de las obras de género neerlandesas. Las calidades cálidas de las prendas, en cuya confección destaca el rojo y el blanco, contrasta con el predominio de colores terrosos del terreno y de las viviendas. El protagonismo otorgado al tema narrativo, combinado con la captación atmosférica y paisajística, recuerda a las escenas de caravanas, establos y posadas de Philips Wouwerman, de cuyo estilo probablemente es deudor la tabla que nos ocupa.