JUAN DE ALFARO Y GÁMEZ, (1643 - 1680).
“Retrato de Basilio Grau de Arellano”.
Óleo sobre lienzo.
Restaurado. Presenta dos parches en el reverso.
Medidas: 117 x 102 cm.; 138 x 114. cm (marco).
Sobre un fondo neutro y una superficie lisa con un escudo familar, se sitúa de pie la figura de Basilio Grau de Arellano.
El magnífico dibujo que la obra muestra domina sobre el color, como, por otra parte, es habitual tanto en la época como en los retratos por regla general. El detalle del escudo aleja un poco la pintura del tipo común de retratos en el entorno cortesano español, de los Austrias, y recuerda bastante más a ejemplos franceses, mucho más dados a este tipo de elementos de lujo. Tanto la postura del personaje, como los colores, el estilo, la composición, el uso del fondo neutro para el retrato, etc., relacionan la obra con Juan de Alfaro y Gámez
Juan de Alfaro y Gámez fue hijo de un hidalgo boticario, y aprendió pintura del cordobés Antonio del Castillo, además de ser protegido de Antonio Palomino, quien le envió a Madrid con cartas de recomendación para que entrara a trabajar en el taller de Velázquez. En el entorno de las Colecciones Reales conoció y se aficionó a la pintura de Anton Van Dyck, cuyo estilo y novedades introdujo en su Córdoba natal al regresar. Fue Notario del Santo Oficio, Administrador de Rentas Reales y pintor del Almirante de Castilla (Juan Gaspar Enríquez de Cabrera), y conocido y apreciado sobre todo por sus retratos, de los que realiza un considerable número tanto en Córdoba como en Madrid.
Conservan su pintura destacadas colecciones privadas e instituciones como el Museo de Bellas Artes de Córdoba, un Bautismo de Cristo para el Santuario de Nuestra Señora de Linares, una “Asunción de la Virgen”, pintada en 1668, que se encuentra en el Museo Nacional del Prado.