Escuela española o Virreinal; siglo XVIII.
“Magdalena penitente”.
Óleo sobre lienzo.
Presenta faltas y restauraciones.
Medidas: 157 x 108 cm; 168 x 120 cm (marco).
Las dimensiones de esta obra sumada a la distorsión anatómica de la protagonista, nos indican que la obra fue concebida para un gran espacio arquitectónica, seguramente para una zona elevada. Es la temática la que demuestra que se trataba de un espacio religioso. María Magdalena protagoniza esta escena devocional que parte de la tradición en cuanto a la composición y la representación iconográfica, ya que la joven aparece sentada junto a su perfumero, apoyada sobre una calavera y con el rostro elevado en actitud penitente hacia el cielo. Es en este punto donde la escena se convierte en única, ya que en la zona donde se debería encontrar un crucifijo podemos encontrar un conjunto de rosas de tonalidad rosada, símbolo de la sangre de Cristo.
María Magdalena aparece mencionada en el Nuevo Testamento como discípula distinguida de Cristo. Según los Evangelios, alojó y proveyó materialmente a Jesús y sus discípulos durante su estancia en Galilea, y estuvo presente en la Crucifixión. Fue testigo de la Resurrección y la encargada de transmitir la noticia a los apóstoles. También se la identifica con la mujer que ungió los pies de Jesús con perfumes antes de su llegada a Jerusalén, por lo que su principal atributo iconográfico es un pomo de esencias, como el que se muestra aquí. En solitario, María Magdalena suele ser representada como vemos aquí, haciendo penitencia en el desierto, arrepentida de sus pecados pasados, meditando las Sagradas Escrituras. La historia de esta santa sirve de ejemplo del perdón de Cristo y transmite el mensaje de la posibilidad de redención del alma mediante el arrepentimiento y la fe.