Escuela valenciana, finales del siglo XV.
"San Bartolomé, San Juan, San Felipe y San Pedro”.
Retablo o frontal de altar.
Pintura sobre tabla. Ornamentación en madera tallada, dorada y policromada.
Presenta ligerísimas faltas en la policromía y en la madera.
Medidas: 84 x 88 cm; 100 x 102 cm.
Retablo valenciano con la representación de los apóstoles San Bartolomé, San Juan, San Felipe y San Pedro. El modelado rotundo de los cuerpos y la fuerza psíquica de los semblantes denotan la proximidad del pintor con los talleres de Juan De Juanes. De rasgos angulosos, los cuatro personajes se reconocen como portadores del mensaje de Jesús. La concisión del dibujo y la tersa plasticidad de las túnicas se conjugan en el modelado naturalista de los cuerpos, que a pesar de emanar de un fondo dorado han sido resueltos con un lenguaje verista acorde con la época. Las anatomías parecen cobrar volumen, trascendiendo la bidimensionalidad del fondo. Paralelamente, en los tipos humanos se aprecia la proximidad estilística con las pinturas de Los Hernandos (los pintores Fernando Llanos y Fernando Yáñez), quienes introdujeron en la escuela valenciana y murciana las novedades del Quattrocento y el Cinquecento italiano. Concretamente, es la estela de los pintores florentinos cuatrocentistas, en la línea de Masaccio o Piero della Francesca la que mayormente influye en la escuela valenciana, y que se hace patente en los semblantes rudos y angulosos que nos ocupan, de expresión sombría, resueltos con un excelente dibujo y gamas contrastadas de satinados acabados. El fondo dorado presenta cenefas y elementos decorados que emulan brocados de efecto damasquino. Arcos con volutas coronan el encuadre.
Durante el Renacimiento se hicieron populares en la pintura española las series de apóstoles representados en parejas o de forma individual sobre un fondo neutro y portando sus atributos iconográficos. Derivaban de los retablos tardo-medievales, pero en el siglo XVI las expresiones y ademanes ahondaban en un naturalismo característico de la época.