Escuela novohispana; mediados del siglo XVIII.
“Retrato de Niña”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado del siglo XVIII
Conserva marco de época mejicano en madera tallada y dorada.
Medidas: 66 x 56 cm; 80 x 70 cm (marco).
Retrato infantil en el cual el autor recoge la cálida imagen de una niña que se encuentra rodeada de naturaleza. La suavidad y delicadeza del ropaje de la niña, sumada a la luminosidad de la piel, consiguen captar la atención del espectador, dejando así la vista del paisaje en un segundo plano. La obra se completa con la presencia de un bodegón que se encuentra situado junto a la niña; conformado por un melocotón y un racimo de uvas, además la joven sostiene con una de sus manos un hilo atado a un pequeño pajarillo, símbolo de la inocencia infantil y la fugacidad de la vida, con el cual era habitual retratar a los niños, incluso en la pintura religioso, donde se popularizó la imagen de Jesús Niño sosteniendo un pajarillo entre sus manos. En la obra es reseñable hacer mención al marco debido a su relevancia, se trata de una pieza de época realizado en madera tallada y dorada, que se define por una ornamentación clásica divida en tres registros, siendo el interior el de mayor envergadura.
Cabe citar que, durante la dominación colonial española, se desarrolló una pintura principalmente religiosa, destinada a cristianizar a los pueblos indígenas. Los pintores locales tenían como modelo las obras españolas, que seguían de forma literal en cuanto a tipos e iconografía. Los modelos más frecuentes fueron los ángeles arcabuceros y las vírgenes triangulares, sin embargo, en los primeros años del siglo XIX, ya en tiempos de la independencia y apertura política de algunas de las colonias, varios artistas comenzaron a representar un nuevo modelo de pintura con una identidad propia.