Cigarrera de marquetería post-nazarí. España, siglo XIX.Marquetería y taracea de hueso.Medidas: 12 x 17 x 14 cm. (cerrada).
Cigarrera de manufactura granadina, de alrededor del siglo XIX, con decoración típica de seis puntas sintetizadas, cenefas y adornos geométricos. De formato prismático y tapas laterales abatibles para colocar los cigarros.La dinastía nazarí gobernó Granada y el territorio de al-Andalus durante más de 200 años y supervisó un espléndido mecenazgo artístico que todavía hoy es enormemente admirado. Los nazaríes desarrollaron un lenguaje visual sofisticado basado en diseños geométricos complejos como el que aquí presentamos.La técnica de la taracea consiste en realizar mosaicos y otros elementos figurativos por medio de la aplicación de diferentes materiales que, combinados entre sí, crean formas geométricas y dibujos de formas infinitas. Así, las diferentes piezas se van encajando a la perfección unas con otras. Para ello, los artesanos realizan diversas piezas de gran tamaño en las que juntan los diversos materiales formando el dibujo deseado. Luego las cortan en finas láminas, que se combinarán con otras y se rematarán con metales, nácar, marfil, carey, hueso, etc. En algunos casos se usa oro y plata, pudiendo llegar a tener cientos de elementos diferentes. Su origen parece estar en Mesopotamia hacia el año 3000 a.C., pero a España y a Granada la trajeron los musulmanes. En esta ciudad, en concreto, esta técnica se ha configurado como propia.
Cigarrera de manufactura granadina, de alrededor del siglo XIX, con decoración típica de seis puntas sintetizadas, cenefas y adornos geométricos. De formato prismático y tapas laterales abatibles para colocar los cigarros.La dinastía nazarí gobernó Granada y el territorio de al-Andalus durante más de 200 años y supervisó un espléndido mecenazgo artístico que todavía hoy es enormemente admirado. Los nazaríes desarrollaron un lenguaje visual sofisticado basado en diseños geométricos complejos como el que aquí presentamos.La técnica de la taracea consiste en realizar mosaicos y otros elementos figurativos por medio de la aplicación de diferentes materiales que, combinados entre sí, crean formas geométricas y dibujos de formas infinitas. Así, las diferentes piezas se van encajando a la perfección unas con otras. Para ello, los artesanos realizan diversas piezas de gran tamaño en las que juntan los diversos materiales formando el dibujo deseado. Luego las cortan en finas láminas, que se combinarán con otras y se rematarán con metales, nácar, marfil, carey, hueso, etc. En algunos casos se usa oro y plata, pudiendo llegar a tener cientos de elementos diferentes. Su origen parece estar en Mesopotamia hacia el año 3000 a.C., pero a España y a Granada la trajeron los musulmanes. En esta ciudad, en concreto, esta técnica se ha configurado como propia.