Fragmento de sarcófago; Egipto, Baja época 664-323 a.C.
Madera policromada.
Posee marco de madera y doble cristal hecho a medida.
Presenta desgaste superficial. Ligeramente restaurado profesionalmente en las juntas.
Medidas: 70 x 32 x 2,5 cm; 90 x 50 cm (marco).
Fragmento de sarcófago de momia egipcio de madera pintada ( probablemente cedro). La pintura se aplicó sobre una fina capa de yeso con pigmentos naturales de tonos vibrantes como el rojo, verde, azul y detalles faciales en negro. El fragmento está pintado con la diosa Isis, de pie, mirando a su izquierda, con el disco solar sobre la cabeza, las alas ligeramente extendidas y sosteniendo con la mano izquierda una pluma de Maat. Esta pintura debió formar parte de una escena poblaba de otros dioses conductores de las almas al más allá, como Anubis. La cabeza de perfil y los hombros frontales siguen patrones formales genuinamente egipcios, aunque es probable que la pieza sea de edad algo tardía, de transición entre la Baja Época y la romana, por el modo en que se han suavizado las curvas y perdido el hieratismo más antiguo.
En el Antiguo Egipto, el sarcófago estaba relacionado con los rituales de embalsamamiento y momificación, pensados para que el difunto alcanzase la vida eterna. Durante el Imperio Medio surge la costumbre de colocar máscaras hechas en lino y una pasta similar al cartón sobre el rostro y los hombros del difunto. A partir de este hecho se da pie a la aparición de los primeros sarcófagos antropomorfos, ataúdes propiamente dichos, con forma humana, casi siempre realizados en madera. Serán piezas ornamentadas con escenas y textos pintados, de simbología funeraria. Sin embargo, en líneas generales, el sarcófago del Imperio Nuevo, principalmente el sarcófago real, se caracterizará por tener forma rectangular, a imitación de los más antiguos ejemplos del Imperio Nuevo. Sin embargo, el tipo de ataúd antropomorfo se extenderá a lo largo de los siglos hasta el final del mundo faraónico.