Figura taoísta de la cultura China, siglo XIX.
Madera policromada.
Medidas: 48 cm (altura).
La figura que presentamos parece imbuida de una paz que concuerda con los principios de inacción del taoísmo. Se presenta serenamente sentada. Los lóbulos de las orejas extraordinariamente alargados o el cabello recogido en un moño sobre la coronilla son, por otra parte, símbolos de santidad que también se aplican a las figuras de Buda.
El taoísmo fue creado hace unos 2500 años en China por Lao-Tzu, citado por Confucio con el epíteto “el dragón que cabalga los vientos y las nubes”. Su filosofía se recoge en el Tao te Ching, “Libro de la razón y la virtud”, aunque también son importantes las escrituras de Chuang-Tsu. El taoísmo es, más que una religión dogmática, un camino de espiritualidad y realización personal, y así son también sus divinidades. Los Ocho Inmortales, o principales divinidades taoístas son seres que alcanzaron la perfección gracias a sus acciones positivas, su meditación y elecciones personales.