Fragmento de escultura de Gandhara, siglos III-IV d.C.
Esquisto.
Presenta huecos visibles.
Medidas: 27 cm.
Este fragmento de escultura de esquisto formaba parte probablemente de una gran escena narrativa que ilustraba episodios de la maravillosa vida de Buda.
La región histórica de Gandhara, que corresponde al sudeste del actual Afganistán, al centro y norte de Pakistán, y al noroeste de India, fue una satrapía del Imperio Persa aqueménida desde el siglo VI a.C., conquistada por Alejandro Magno, manteniéndose helenística con los soberanos grecohindúes, hasta que fue anexionada al imperio Kushana (siglos I – III d.C.). Los kushan adoptaron muchos elementos de la cultura helenística, adaptando a su lengua el alfabeto griego, etc. Es por estas circunstancias históricas que se desarrolló en Gandhara el arte grecobudista, sincretismo entre la cultura griega y el budismo. En concreto fue la escultura helenística la principal fuente de influencias en el arte de Gandhara, dado que representaba a los dioses en forma humana. Más adelante la zona tuvo además relaciones directas con el mundo romano, a través del comercio e intercambio cultural que desarrolló a través de la Ruta de la Seda, por la que llegaban a Gandhara monedas y esculturas romanas en las que aparecían plasmados emperadores, altos dignatarios y dioses. La influencia grecolatina en esta región fue clave en su desarrollo artístico, tanto por los aspectos formales como por el hecho de que se representase a Buda en forma humana. De hecho Gandhara será el primer centro, junto con Mathura, donde se represente en su forma humana no sólo a Sakyamuni o Buda histórico, sino también a otras figuras del panteón budista. Esta representación figurativa favorecerá, además, la expansión del budismo por toda Asia Oriental.