Mosaico; Roma, siglos III-IV d.C.
Teselas de mármol y piedras.
Medidas: 90 x 71 cm; 96 x 77 cm (marco).
Mosaico realizado con teselas de mármol y piedras que representa un retrato femenino acompañado de una inscripción en griego. El busto queda enmarcado con una orla de líneas entrelazadas. Es evidente que esta obra formaba parte de un mosaico de mayores dimensiones, seguramente siendo parte de la ornamentación de una gran villa, honrando con el diseño la figura de la propietaria. El arte del mosaico llega a Roma desde Grecia, y pronto constituirá toda una industria, alcanzándose cotas de calidad nunca vistas hasta entonces. Llegó a extenderse de tal forma que será la decoración principal de cualquier villa o casa romana. En Roma los mosaicos se construían a partir de pequeñas piezas llamadas teselas (de ahí el nombre de “opus tessellatum”), piezas de forma cúbica de rocas calcáreas, vidrio o cerámica, de distintos tamaños. Estas teselas se disponían sobre la superficie a decorar como un rompecabezas, distribuyendo el color y la forma según el diseño, y se fijaban con cemento. La importancia de la fabricación del mosaico queda demostrada por hechos como las facilidades que otorgó Constantino a los mosaistas en el 330 al trasladar la capital de Bizancio, favoreciendo el éxodo de maestros griegos y romanos a la nueva capital, sentando así las bases del famoso mosaico bizantino.