Falcata ibérica, siglos IV-II a.C.
Hierro.
Medidas: 56,5 x 8,5 cm.
Falcata perteneciente a la cultura ibérica, realizada en hierro, caracterizada por su perfil acusadamente sinuoso, funcional y a la vez bello. La empuñadura forma una única pieza con la hoja, continuando sus líneas fluidas, y consta de un mango que se prolonga para formar el guardamano y el pomo, que rodean la mano evitando que el arma resbale al empuñarla. La hoja, cuya forma remite al mundo vegetal, es más ancha en su zona intermedia y termina en una aguda punta.
Los íberos se asentaron en el levante y el sur de la península ibérica, manteniendo una cultura y unas costumbres muy diferentes a las de los pueblos del interior. Dado lo extenso de su territorio, que abarcaba hasta el sur de Francia, este pueblo recibió influencias diversas, entre las que destacan las fenicias primero y, más tarde, las griegas. La sociedad íbera estaba fuertemente jerarquizada, siendo el estamento guerrero y noble el más elevado. Competía con él en poder la clase sacerdotal, y también eran bien considerados los artesanos. Entre los pueblos vecinos, y especialmente entre los griegos, los guerreros íberos fueron especialmente admirados, dado que se lanzaban al combate sin miedo y resistían peleando sin retirarse hasta la muerte, aún cuando la batalla estuviera ya decidida en su contra. De hecho, los griegos llegaron a contratar mercenarios íberos para sus propias guerras.