Ushebti para la cantora de Amón Heredemaat. Antiguo Egipto, Imperio Nuevo, XVIII dinastía, c. 1550 - 1292 a.C.
Esteatita gris.
Procedencia: Colección particular de Bodo Bleß (1940-2022), Berlín, adquirida a S. Michel, Londres, en julio de 1962.
Presenta rotura a la altura de las rodillas.
Adjunta un estudio sobre la antigüedad de la pieza emitido por el egiptólogo y arquitecto Fernando Estrada Laza. Autor de “Los Obreros de la Muerte” y “Entender y Amar el Arte Egipcio”. Asesor del equipo de arquitectura Lamela, para el proyecto del futuro Gran Museo Egipcio de El Cairo (GEM). Asesor del equipo de arquitectura de Arata Isozaki (Tokio), para la organización y selección de piezas de nuevo Museo Nacional de Civilización Egipcia (NMEC) y en el Gran Museo Egipcio de El Cairo (GEM).
Medidas: 22 cm (altura).
(1) “Que sea iluminado el Osiris de la cantora de Amón Heredemaat (2) el dice: ¡Oh! ushebty si es llamado este (3) Osiris para hacer todos los trabajos que hay que hacer (4) en el Más Allá (necrópolis), cultivar los campos (5) y transportar la arena del este al oeste, (tú dirás: aquí) estoy yo”.
Los ushebtis, término egipcio que significa “los que responden”, son pequeñas estatuillas que, en el Antiguo Egipto, se depositaban en las tumbas como parte del ajuar funerario del difunto, y cuya función era sustituirle en los trabajos que debía realizar en el Más Allá. La mayoría estaban realizados en cerámica, madera o piedra, aunque en las tumbas más ricas podían encontrarse tallados en lapislázuli. Los ejemplares más antiguos conservados proceden del Imperio Medio, si bien ya encontramos referencias a ellos en textos de finales del Imperio Antiguo. Los ushebtis son, después de los escarabajos sagrados, las piezas más numerosas y posiblemente las más características del arte egipcio que han llegado hasta nuestros días. A lo largo del tiempo mantuvieron siempre la misma función en el ámbito religioso pero, mientras durante el Imperio Medio se las concebía como la representación de su propietario ante Osiris en las tareas de labranza del reino de las sombras, réplicas por tanto del difunto, a partir del Imperio Nuevo llegaron a ser vistos como siervos o esclavos de éste, llegándose a realizar en grandes cantidades.