Figura femenina; Tanagra, Beocia, siglo III.
Terracota.
Medidas: 13 x 7 x 6 cm.
Escultura en terracota que representa a una dama de rodillas, una postura que no es habitual en este tipo de figuras, constatando así la excepcionalidad de esta obra. A finales del siglo IV a.C. se desarrolló en la ciudad del mismo nombre un estilo de modelado en arcilla, conocido como "estilo Tanagra". En estas figuras desaparece la composición clásica del cuerpo, de modo que, en ocasiones, una pierna se coloca ligeramente hacia un lado, ya sea hacia atrás o hacia delante. Los brazos ya no cuelgan rígidamente junto al cuerpo, como en el periodo arcaico o clásico, sino que se apoyan en el vientre, el pecho o la espalda, o descansan sobre la cadera. Rara vez llevan otros atributos.
Tanagra, también llamada Tanagraois, fue una ciudad de Beocia, cerca de la frontera con el Ática, en un territorio llamado Pemándride, que producía el mejor vino de Beocia. Encaramada en lo alto, con sus templos separados de las casas, presentaba una necrópolis de importancia. De lo más destacado son unas figuras humanas realizadas en terracota y llamadas “tanagrinas”, de moda en el mundo griego antiguo desde finales del siglo IV a. C. hasta finales del III a. C., halladas sobre todo en las tumbas helenísticas, pero también en los templos, y halladas en grandes cantidades a partir del último tercio del siglo XIX aproximadamente. Formaban parte de los ajuares, y, por lo general, pertenecían a la escuela escultórica ática, con una gran influencia de la escuela de Praxíteles (como se ve en el presente caso por la curva que forma la figura en las caderas, “invento” de este escultor y conocida por ello como “curva praxiteliana”), con rostros de expresión dulce y un cierto aire lánguido, y probablemente realizadas en talleres atenienses en muchos casos. Descubrimientos similares se han producido en Mirina (actual Turquía), Cirene (Italia) y Alejandría (Egipto).