MIQUEL BARCELÓ ARTIQUES (Felanitx, Mallorca, 1957).
“Serie Lanzarote XXXIII”, 2000.
Grabado y aguatinta sobre papel. Ejemplar 19/35.
Presenta etiqueta al dorso de la galería Soledad Lorenzo (Madrid).
Firmado y justificado.
Medidas: 50 x 69 cm (huella); 75 x 92 cm (papel); 83 x 100 cm (marco).
Esta obra el artista presenta al espectador territorio independiente que invita a la exploración y la investigación. Los personajes que protagonizan se muestran como una fantasmagoría, llena de matices, determinada por una masa de materia que, en ciertas zonas, se desvanece, reflejando así la vida orgánica en movimiento, una lucha por liberarse, por mostrar lo que oculta bajo su superficie. Se trata de una obra que puede ser aprehendida como un paisaje que describe una especie de filosofía telúrica. En esta obra se advierte además una clara influencia de Antoni Tàpies, dado que el mallorquín comparte con él la fascinación por la textura y la superficie, y crea una obra que es tentadoramente táctil.
Pintor y escultor, Barceló inicia su formación en la Escuela de Artes y Oficios de Palma de Mallorca, donde estudiará entre 1972 y 1973. En 1974 debuta individualmente, con tan sólo diecisiete años, en la Galería Picarol de Mallorca. Ese mismo año se traslada a Barcelona, donde se matricula en la Escuela de Bellas Artes Sant Jordi, y realiza su primer viaje a París. En la capital gala descubrirá la obra de Paul Klee, Fautrier, Wols y Dubuffet, así como el “art brut”, estilo que ejercerá una importante influencia en sus primeras pinturas. Durante estos años lee extensamente, y se enriquece con obras tan diversas como los escritos de Breton y los surrealistas, el “Manifiesto Blanco” de Lucio Fontana o la “Historia Social de la Literatura y el Arte” de Arnold Hauser. En 1976 celebra su primera exposición individual en un museo: “Cadaverina 15” en el Museo de Mallorca, consistente en un montaje de 225 cajas de madera con tapa de cristal, con materiales orgánicos en descomposición en su interior. Ese mismo año, de vuelta en Mallorca, se integra dentro del grupo Taller Lunàtic y participa en sus actos reivindicativos de cariz social, político y cultural. En 1977 realiza un segundo viaje a París, y también visita Londres y Ámsterdam. Ese mismo año expone por primera vez en Barcelona, y conoce a Javier Mariscal, quien será uno de sus mejores amigos en la ciudad. Junto a él y al fotógrafo Antoni Catany participa, como miembro del grupo “Neón de Suro”, en exposiciones en Canadá y California, y colabora con la publicación de la revista homónima. También es en 1977 cuando recibe su primer encargo pictórico de gran formato: un mural para el comedor de un hotel en Cala Millor, Mallorca. Al año siguiente, con veintiún años, vende sus primeras obras a algunos coleccionistas y galerías, y finalmente se traslada a Barcelona. Su reconocimiento internacional se inicia a principios de los ochenta, impulsando definitivamente su carrera a raíz de su participación en la Bienal de São Paulo (1981) y la Documenta de Kassel (1982). En 1986 se le concede el Premio Nacional de Artes Plásticas, y desde entonces su trabajo ha sido reconocido a través de los más destacados galardones, como el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (2003) o el Premio Sorolla de la Hispanic Society of America de Nueva York (2007). Barceló está actualmente representado en los museos de arte contemporáneo más importantes del mundo, como el MoMA de Nueva York, el Centre Pompidou de París, el Guggenheim de Bilbao, el Marugami Hirai de Japón, el Reina Sofía de Madrid, el Patio Herreriano de Valladolid, el CAPC de Burdeos, el Carré d’Art de Nimes, el de Arte Contemporáneo de Caracas y el de Bellas Artes de Boston, entre otros.